Las Grandes Composiciones
A finales de 1942, Duke se encuentra con importantes ausencias en el seno de la orquesta. Ben Webster abandonó la formación, al igual que el trompetista Cootie Williams, que lo hace para unirse al grupo de Benny Goodman. El contrabajista Junior Ranglin entra en sustitución del fallecido Jimmy Blanton. Y por último el clarinetista Barney Bigard abandona la orquesta porque es incapaz de soportar las interminables giras por el país. A pesar de esto, 1943 es uno de los años claves para Ellington, que desde los años treinta se había esforzado por crear trabajos de concepción más grande y ambiciosa. Sus primeros intentos, 'Creole rhapsody', 'Reminiscing in tempo' y 'Symphony in black', fueron lo que él llamó '... las semillas a partir de las cuales todos los extensos trabajos crecieron...'. Posiblemente el primer fruto fue la suite 'Black, brown and beige, a tone parallel to the story of the American negro'. La idea de realizar este concierto partió de su nuevo agente Williams Morris, que le animó a escribir una gran obra para ser estrenada en una sala tradicionalmente dedicada a la música clásica. Al igual que Benny Goodman, que ya lo había hecho con anterioridad, los conciertos en el Carnegie Hall suponían un reconocimiento mayor que el conseguido en las salas de baile del país. La reputación de Ellington como compositor había crecido con temas como 'Koko', 'Harlem airshaft' y 'Jack the bear', canciones que el público empezaba a apreciar junto a los ya clásicos de la orquesta. La crítica, sin embargo, no apreció este tipo de extensas obras que en aquella época eran una novedad musical y un atrevimiento. La controversia dio a Ellington mayor publicidad, y sus trabajos extensos fueron solicitados para emisiones de radio y conciertos.
'Black, brown and beige' cuenta la historia del negro americano en tres partes. La primera de ellas, 'Black', habla de la relación entre las canciones de trabajo y las canciones espirituales, expuestas en los temas 'Come sunday' y 'Black'. En 'Come Sunday' destaca el saxo alto de Johnny Hodges, músico que empezaba a despuntar como uno de los grandes solistas de la orquesta, y también el violín de Ray Nance, que dio un carácter sinfónico a la pieza. La segunda de las partes, 'Brown', hace referencia a las guerras en las que había participado el pueblo negro, con los temas 'West indian dance' sobre los guerreros haitianos que lucharon en la guerra de la independencia. 'Emancipation celebration' expresa la sensación de júbilo tras la emancipación del pueblo negro y 'The blues' es una pieza triste que hace referencia a la decepción de los negros tras su esclavitud. La tercera parte, 'Beige', con el tema 'Sugar Hill penthouse', habla de la vida en los guettos negros de Harlem.
Aunque la capacidad de Ellington para escribir obras más complejas comenzaba a aflorar a mediados de los años cuarenta, la orquesta no poseía tantos grandes solistas como había tenido con anterioridad. Sin embargo, Johnny Hodges, que por un tiempo fue uno más de los solistas, se reveló como el más capacitado a partir de los años cuarenta. Ellington y Strayhorn, buscando nuevos solistas entre sus músicos, se dieron cuenta de la gran calidad de Hodges y empezaron a escribir nuevos pasajes para su saxo alto. En poco tiempo el sonido que imprimía a su instrumento comenzó a hacerse popular y su estilo pasó a ser uno de los más imitados, aunque sin éxito, por otros músicos. 'Rabbit', como era conocido entre sus compañeros, fue un músico profundamente influido por Sidney Bechet, que le tomó como uno de sus discípulos. En 1942 era ya el solista más importante de la orquesta. Sus colegas le han calificado como el mejor de los saxofonistas altos del jazz, superando incluso a Charlie Parker, con el que tuvo oportunidad de tocar. El otro gran solista durante esta etapa fue el trompeta, violinista y cantante Ray Nance. Este poliinstrumentista se convirtió en el hombre espectáculo de la orquesta, ayudado por su ronca voz y su manera de soplar la trompeta que recordaba la de Louis Armstrong. Efectivamente, Ray se sentía influido por el estilo de Armstrong y lo consideraba el mejor de los trompetistas. Pero una de las facetas más personales de Ray Nance era su papel de violinista, en el que destacó a poco de incorporarse a la orquesta. Nunca fue un virtuoso, pero gracias a las composiciones de Ellington, su violín poseía un carácter clásico y bien enmarcado en cada situación. Ellington solía recurrir a este instrumento en obras extensas o suites.