José Luis Abel era la cara más visible de un grupo de la nueva ola ochentera que se hacían llamar Alphaville. Y como siempre pasa en España, eran tan interesantes que no interesaron a casi nadie. Se me ocurren otros nombres de entonces con parecida suerte: Esclarecidos (con la siempre elegante voz de Cristina Lliso), Orquesta de las nubes, Os Resentidos. Alphaville tuvieron varias grabaciones curiosas de las cuales yo me quedo con la canción 'La escalera' de letra primorosamente angustiosa y onírica, y guitarras inquietantes y siniestras.
Bien, pues tras la disolución del grupo y acabadas las alharacas de la movida, este personalísimo autor ha venido haciendo un poco de todo que yo sepa. De periodista musical, actor, músico electrónico… y hasta consiguió grabar -ya como un proyecto en solitario- en 1991 el disco del que hago el comentario con la compañía Virgin. Por supuesto este disco resulta inencontrable y hay que acudir a las descargas compartidas de internet para poder bajárselo y escucharlo. Lo que suena en esta propuesta son canciones de corte pop con algún que otro sonido guitarrero de rock o algún exotismo tipo sitar (o un instrumento que lo emula) y unas letras cuidadas y abundantes en suculencias poéticas y filosóficas. En el disco colabora Eduardo Pinilla, guitarrista de grupos de rock tan míticos como Coz o los imperecederos Burning, aportando solos enérgicos y contundentes, como era de esperar, en varios temas.
TEMAS
1.- Canción sucia 2.- Peregrinos 3.- Danza macabra 4.- Días felices 5.- Canción de medianoche 6.- Al acecho 7.- Duele tanto esta noche!… 8.- A sangre y fuego 9.- La iluminación