DESCRIPCION
Una vez que Miguel Ríos ha salido de Hispavox y entra en Polydor, donde encuentra un mejor ambiente, se dispone a llevar a cabo sus proyectos de un álbum conceptual de rock progresivo. Se instala en Torrejón de Ardoz, muy cerca de la base estadounidense, y esta le sirve de referente en su obra. Echa toda la carne al asador: se rodea de un excelente equipo de músicos -a destacar el teclista Mariano Díaz y el guitarra Tony Ponce, junto a quienes firma, conjuntamente, por separado o acompañados de Fernando Miranda, todos los temas del disco, a excepción de "Buenos días, Superman", que es obra de Víctor Mª San José Sánchez-, el propio Miguel se encarga de la producción, cuenta con destacadas colaboraciones de Massiel -"El consultorio atómico de la sra. Pum"- o Jeanette -"Instrucciones a la población civil (en caso de alarma nuclear)"-... En definitiva, es su obra, plena y total.
Expliquemos ahora qué relata "La Huerta Atómica (Un Relato de Anticipación). El protagonista de esta historia vive junto a una base nuclear, entre árboles y bombarderos, en la llamada Huerta Atómica. En un momento dado cae una bomba atómica justo encima de su parcela, a 500 metros de la base. Todo ser vivo muere, pero él sobrevive bajo una burbuja generada, incomprensiblemente, bajo la explosión. A su alrededor se amontonan los espectros de todo ser fallecido: él es el único ser humano que queda con vida. Consciente que en tal condición sus esperanzas de supervivencia son nulas, y horrorizado por lo acontecido, y aquí viene lo bueno, se sacrifica para, a partir de él, generar una nueva humanidad libre de tales atrocidades (la similitud con eso que están pensando no es casual, pues esto es relatado en la capítulo 'La canción del Megacristo' y una ilustración interior despeja toda duda).