DESCRIPCION
A pesar del fracaso de "La Huerta Atómica" (Polydor, 1976), Miguel Ríos siguió en su línea conceptual-progresiva, dando aquí su último capítulo. Y a pesar de lo mencionado, esa línea cambia sustancialmente. En esta ocasión los referentes no miran hacia afuera sino hacia adentro: en 1975, Triana había parido "El Patio" (Gong-Movieplay, 1975) y, con ello -aun contando con los diversos precedentes, bien conocidos- nacía un nuevo concepto de rock: el rock andaluz. "Al-Andalus" (Polydor, 1977) no cae exactamente en esas directrices, pues se decanta más por las reminiscencias árabes, y sus progresiones guardan más relación con el jazz que con otras cosas. Pero empecemos por las presentaciones. En España, los tiempos están cambiando. Miguel Ríos, a través de su música, ya había dejado claro de qué lado se ponía. Pero ahora el compromiso se hace más concreto y se mira al entorno más inmediato: Andalucía, a través de la ventana de Granada. Para ello vuelve a rodearse de un más que solvente equipo que sepa encauzar musicalmente su nuevo concepto.
En la composición, firma casi todos los temas con el cantautor Antonio Mata Valero en las letras y Luis Fornés en teclados y, según necesidad de cada composición, los músicos necesarios, destacando el mencionado Fornés, el bajo lleno de solera de Toni Aguilar (Dolores) y Luis Cobo, y Manglis a la guitarra. Las letras combinan la percepción de esa nueva realidad y su esperanza de futuro, así como otros pasajes descriptivos, que, refiriéndose a Andalucía, solo pueden estar llenos de luz, poesía y dramatismo. El comienzo del álbum no puede ser más excitante. 'Al-Andalus', con la coautoría de Racif Hobeika. Es más usual encontrarlo escrito como Rafik Hobeika. En cualquier es un violinista libanés (1945-2007), prolífico músico y compositor. Previamente, tras la edición de 'La Huerta Atómica', Miguel Ríos había descansado por una temporada en Egipto donde escuchó un disco de la banda de Hobeika y tomó conceptos de su música para dicha canción. Esta nos mete de lleno en aires árabes, a través de melodía, cuerdas y las percusiones de Kamel Missaghian.