El album debut de Pretty Things fue un ejercicio legendaria de anarquía con el productor original, Jack Baverstock, reemplazado al poco por una personalidad un poco más comprensiva con la esperanza de salvar algo de los esfuerzos de la banda. El álbum resultante, realizado bajo la coordinación (si no el control) del bateria convertido en productor Bobby Graham, suena más calculado, ligero y elegante. Un tercio del repertorio fue escrito por Bo Diddley y la mayoría de las otras dos terceras partes se inspiraron en él. "Roadrunner" es cruda y fuerte, "Judgement Day" tiene una guitarra enterrada en alguna parte bajo instrumentos de toda clase y "13 Chester Street" es, curiosamente, un homenaje a la casa que la banda una vez compartió con los Brian Jones. Todo alrededor de la voz de Phil May. "Big City" les lleva de vuelta a territorio Chess, "Mama, Keep Your Big Mouth Shut" incluso suena como un descarte de Chess. Y sólo para demostrar que hay algo de justicia en el mundo, The Pretty Things alcanzaron el número diez en las listas del Reino Unido. Phil May se revela a sí mismo como un cantante bastante potente, aunque le faltaba algo del carisma que Mick Jagger proyectaba.