BIOGRAFIA
Formados en 1978 en Glasgow, Escocia
ESTILOS: Alternative Pop-Rock, Alternative-Indie Rock, New Wave, Punk-New Wave, College Rock, Dance-Rock, Post-Punk, Contemporary Pop-Rock, Adult Alternative Pop-Rock
MIEMBROS: Brian McGee, Charlie Burchill, Derek Forbes, Jim Kerr, John Giblin, Malcolm Foster, Mark Taylor, Mel Gaynor, Mick MacNeil, Tony Donald
Todo comenzó un triste día de noviembre de 1967. Jim Kerr y Charles Burchill, que poco después se convertirían en el núcleo de Simple Minds, frecuentaban distintas escuelas elementales, pero vivían a escasos metros de distancia el uno del otro. Se encontraron en un campo de fútbol cercano a sus casas; de los dos, el más hábil con el balón era Kerr: óptimo en sus toques y con buena visión de juego. No les resulta difícil entablar amistad; pues tienen en común una gran pasión por la música y una enorme admiración por el hermano de Charles, Jamie, que les llevaba unos años. Jamie era considerado un justiciero en el barrio: llevaba los cabellos pintados de naranja, usaba pantalones estrechos y poseía un montón de discos que la radio nunca emitía. Estar con él significaba aprender mucho. Así comienza para Kerr y Burchill una adolescencia llena de discos, conciertos y sueños de grandeza. Solos o en compañía, los dos viven la agitación del mundo del rock británico desde su situación, un poco descentrada, en Glasgow. Se hacen asiduos del Apollo, el teatro donde se dan los principales conciertos. Tan asiduos que pronto encuentran el sistema para acudir a los conciertos sin pagar (o, mejor dicho, pagando una sola entrada y pasándosela a los amigos por una ventanita de los servicios que da a un patio trasero). Sobre aquel escenario desfilan muchos de los grupos que hicieron grande al rock británico de los primeros años setenta: Roxy Music, Genesis, Led Zeppelin, Queen, Yes. Algunos años más tarde comienzan a desplazarse en autoestop hasta Newcastle para asistir a otros conciertos.
Entre tanto, Burchill y Kerr desarrollan intereses diversos. El primero se dedica a la guitarra a imitación de su hermano Jamie, el cual, sin embargo, se cansa muy pronto de rasgar el instrumento. Así, Charles se queda solo practicando por las tardes. Aprende directamente de sus discos preferidos y muy pronto es capaz de tocar, a su modo, el álbum 'Ziggy Stardust', de David Bowie. Kerr, por su parte, se hace asiduo del Glasgow City Theatre, un teatro que acoge principalmente espectáculos de vanguardia y que es frecuentado por una pintoresca fauna humana: intelectuales, actores, homosexuales, artistas, poetas. Así nace la idea que desembocará inmediatamente en Simple Minds. Al principio, como es natural, se dedican a imitar. Kerr, sobre todo, está fascinado con la posibilidad de ser el centro de atención (aunque sólo sea imaginariamente) del público: poder vestirse a su gusto, darse aires de estrella de rock, cantar con un micrófono, son estímulos suficientes para superar todos los temores y los reproches de sus padres. Para esta nueva aventura llaman a Brian McGee, que será el primer batería de Simple Minds. Los padres de Brian dirigían un pub y, por tanto, no estaban nunca en casa durante el día, lo cual era ideal para un grupo joven que, para dar sus primeros pasos, debía ensayar mucho y no siempre tocando bien. Más que interpretar temas, lo que hacían al principio era un poco de ruido, algunos estribillos de canciones conocidas y mucha improvisación. Sus ideas no estaban claras.
Tras algunas semanas, las cosas mejoran un poco y el grupo toca su primera canción de verdad, un tema de Velvet Underground. Naturalmente, el micrófono está en manos de Jim Kerr, a quien, sin embargo, le producía vergüenza cantar ante alguien, aunque se tratase de amigos suyos. De modo que pasan el cable del micrófono por debajo de una puerta tras la que se esconde Jim: el grupo toca en una habitación y Kerr canta en el baño. Pero esto no basta, Kerr quiere que los demás le juren que jamás revelarán su actividad. Los demás juran. Corre el año 1976, el rock está a punto de tener algo más que ofrecer al público, y todo comienza en un baño. Mientras tanto, muchas cosas estaban cambiando en la escena rock. Los grandes grupos que habían llenado las tardes y las noches de Kerr y Burchill estaban atravesando una crisis de ideas que los había alejado del público. Una atmósfera de renovación flotaba en el ambiente: de Londres llegaban noticias de nuevas actividades, de nuevos grupos, de nuevos estímulos musicales. Se proyectaba la sombra del movimiento punk, que empezaba a contagiar a muchos, a casi todos. Estos aires de renovación también llegaron a Glasgow: grupos jóvenes se formaban y se disolvían, se ponían nombres que sonaban como un puñetazo y hacían implacables críticas a la sociedad occidental. Entre estos grupos estaban Johnny And The Self Abusers (éste es el nombre que Jim Kerr, Charles Burchill y Brian McGee se dieron para hacer sus primeras tentativas en el mundo del rock). En realidad no eran exactamente una banda punk: Jim Kerr, en particular, no encontraba muy interesante aquel movimiento, aunque comprendía las motivaciones de sus ideales. No le gustaban aquellas canciones que hablaban siempre de destrucción, revuelta y anarquía. Más romántico que introvertido, había amado mucho a Gong, al rock experimental alemán, a Genesis. Le resultaba difícil entrar en sintonia con Sex Pistols o con los Ramones.