BIOGRAFIA
A partir del verano de 1939 y tras el final de la guerra civil española, se conoció en San Sebastián una importante concentración de jóvenes donostiarras que regresaban del extranjero o de campos de concentración, a los que habían sido destinados, como represalia por su ideología vasquista. Entre ellos prevalecía un gran distanciamiento y desconfianza para con la población donostiarra, entonces caracterizada por sus tendencias nacionales o franquistas. Estas características humanas crearon un clima muy desagradable y de fuerte tensión en la juventud. En los sectores de la parte vieja donostiarra se formó la convicción de que era conveniente crear alguna entidad, en la que se encontrasen a gusto quienes deseaban vivir en paz, sin renunciar a su conciencia de vascos. La idea era harto difícil por el fuerte control de las autoridades civiles, que habían fichado a un gran número de ciudadanos, para ellas sospechosos. Un grupo de amigos, entre los que se encontraban Eugenio Goya, Imanol Múgica, Gregorio Alcain y Juan Urteaga, subieron un día a pasear por los caminos del Castillo (Urgull).
Tema de conversación fue la necesidad de iniciar la fundación de un coro que congregase el mayor número de jóvenes. Podía llamarse Schola Cantorum de Nuestra Señora del Coro y pertenecer a la parroquia. La naturaleza religiosa de esta entidad facilitaría su funcionamiento ya que las asociaciones eclesiásticas no estaban bajo la jurisdicción civil. Sería condición fundamental que su tarea se limitase a interpretar música religiosa. El número de jóvenes se fue incrementando y se convirtió en auténtico gancho, para que con cierto retraso se incorporasen señoritas. La familia Urteaga era políticamente limpia y Juan Urteaga, Juanito para todos, era un aval de seguridad. Unióse a ellos Ignacio Mª Lojendio, otra persona bien vista por las autoridades. Éste vivía en profundidad la división de la juventud y la tensa situación de la mayor parte de ella. Acogió de muy buen grado la sugerencia de fundar la Schola Cantorum de Nuestra Señora del Coro y opinó que podía ser un lugar ideal de encuentro de la juventud. La primera y más seria tentativa se llevó a cabo en 1940. Consiguieron reunir cantores que llegaron a formar un grupo de sonoridad vocal muy aceptable. Estaba en marcha ya el coro proyectado.
Entre los cantores prevalecía la idea de conseguir un clima más amplio y alegre que la exclusiva interpretación de música religiosa. Había que cultivar la música profana, creando un conjunto menor que interpretase las canciones más de moda. De entre los cantores seleccionaron un minigrupo de seis voces, que llamaban Doble Trío Vocal y que estaba integrado por Txomin Arrasate,Clemente Unzurrunzaga, Jesús Larrarte, José Eduardo Arrieta, Andrés García y Gaspar Gurruchaga. A estos cantores les acompañaban al piano tanto Juanito Urteaga, como Ignacio Mª Lojendio, que además cantaba canciones en inglés, dándoselas de cantor cosmopolita. Realizaban sus ensayos en el local llamado Santa Marta, de la parroquia de Santa María, lugar en el que nunca ensayó el Coro Easo. El Doble Trío Vocal intervino por primera vez en febrero de 1940. Un compañero de la Schola, Gerardo Armesto, fue el que les bautizó con el nombre de Los Xey (los Seis), nombre que había de perdurar, a pesar de los distintos cambios de plantilla. De cara al futuro del grupo, Txomin Arrasate y Jesús Larrarte percibieron que en sus compañeros no existían deseos de seria continuidad. Por esta razón se separaron de ellos y se unieron a cantores del Coro Easo: Txiki Lahuerta, Víctor Gracia y José Larramendi.