HISTORIAS DE ROCK
Kinks

KINKS



Formados en 1963 en Londres, Inglaterra
ESTILOS: British Invasion, Contemporary Pop-Rock, Rock & Roll, Album Rock, Hard Rock, AM Pop, Early Pop-Rock
MIEMBROS: Andy Pyle, Bob Henrit, Dave Davies, Ian Gibbons, Jim Rodford, John Dalton, John Gosling, Mick Avory, Peter Quaife, Ray Davies
BIOGRAFIA

Cuando se escribe una cancion como 'You really got me', que es cantada por todo el mundo durante años y años, y cuyo riff está grabado en la memoria de millones de personas, es natural convertirse en un grupo de culto. Por tanto, es normal entrar en la historia del rock por la puerta grande, como protagonista cuya importancia no es proporcional a los millones de discos vendidos, sino al impacto del proyecto. The Kinks son un grupo de culto, que nació y creció para ser amado u odiado, pero no para pasar desapercibido. Sólo a los ojos de los observadores superficiales, The Kinks pueden parecer hoy un conjunto de cuarentones que aún no han renunciado al sueño del rock'n'roll. En realidad, The Kinks es una marca importante; es la confirmación de que el rock puede ser sudado, además de discutido e idolatrado; que puede ser sufrido, además de plastificado y comercializado. The Kinks siempre han sido lo suficientemente habilidosos para no necesitar comprometerse; han buscado el éxito con la serena determinación de quien ama lo que hace y de quien hace lo que ama.


Con el paso del tiempo hay quien los ha visto como cronistas sociales (de esa sociedad particularmente dinámica que era la Gran Bretaña de los años sesenta), quien los ha definido como los primeros punks, y quien se ha enamorado perdidamente de sus componentes, como Chrissie Hynde de The Pretenders. El núcleo de The Kinks nace alrededor de los hermanos Davies: Raymond Douglas, llamado Ray (1944) y Dave (1947). Ambos frecuentaban una escuela de arte cuando descubrieron el blues y el rhythm and blues. Su casa se convierte en seguida en un centro de música; pasaban horas y horas escuchando discos a todo volumen hasta la madrugada, desencadenando la protesta de los vecinos. La idea de formar un grupo nace espontáneamente a principios de los sesenta cuando los "Rock Brothers" conocen al bajista Peter Quaife (1943) y al batería Mick Avory (1944). Durante un tiempo tocaron con otros grupos locales y después acompañaron al cantante Robert Wace que más tarde, intuyendo las posibilidades de los muchachos, se convertirá en su manager.

Así los cuatro deciden llamarse The Kinks e intentar conseguir el éxito. Ya son unos personajes: visten botas de punta, pantalones ajustados, chaquetas de cuero y camisas de colores intensos. El productor Shel Talmy se fija en ellos y les procura un contrato con Pye Records. En febrero de 1964, The Kinks publican su primer single, 'Long tall Sally' de Little Richard que ya había sido grabada por The Beatles al principio de su carrera. Esto tendría que haber dado suerte a The Kinks; sin embargo, el fracaso fue total y también el siguiente single fue mal. Pero precisamente cuando las cosas andan mal es cuando se descubre la madera del artista. En efecto, en aquella mágica primavera de 1964 nace 'You really got me'; será publicada en el verano y volará directamente hasta el primer puesto de las listas de éxitos gracias al empuje de su potente e inolvidable riff guitarrístico. Rabiosa, visceral, agresiva, 'You really got me' también conquistó al público americano y al europeo. De Kinks gustaba aquella valiente mezcla de rock chillón y de rhythm and blues negro algo salvaje.

El tema se convierte en un clásico de la época y aún hoy es la tarjeta de presentación del grupo, un tema versionado frecuentemente por otros músicos y que mantiene inalterada su frescura a pesar del paso del tiempo. El elenco de sus siguientes canciones es una antología del rock de los sesenta. En 1964, llega 'All day and all the night'; en 1965, aparece 'Tired of waiting for you', 'Everybody's gonna be happy', 'Set me free', 'See my friend' y 'Till the end of the day'. Tema tras tema, Ray va adquiriendo mayor seguridad como autor y conquistando el liderazgo del grupo. Con tal serie de canciones, The Kinks se asientan profundamente como tercera fuerza en las confrontaciones entre los ya famosos y aclamados Beatles y Rolling Stones. Atraía su comportamiento desenfadado, pero nunca banal o vulgar, una cierta dureza en el sonido que sabía transformarse en dulzura. Además la popularidad de Ray Davies crece hasta tal punto que a su pluma de autor recurren también otros músicos, como Applejacks (para los que compone 'I go to sleep', grabada posteriormente también por Peggy Lee y por The Pretenders) y Dave Berry, que interpreta 'This strange effect'.

Pero, como autor para terceros las cosas no van tan bien y, en 1966, Ray decide dedicarse por completo a su grupo. Por otro lado, la situación era tan dinámica y prometedora que The Kinks tenían verdadera necesidad de disponer de toda la fuerza creativa de sus componentes. El éxito de las nuevas canciones es notable: 'Sunny afternoon', 'Waterloo sunset' son temas que respiran el aire de la nueva cultura, el clima frenético del Swinging London. A estos temas The Kinks dedican su álbum de 1966, 'Face to face'. En 1967, los temas sociales encuentran lugar también en el álbum 'Something else', que además contiene composiciones, de Dave Davis ('Death of a clown') y títulos como 'David Watts' (tocada años más tarde por The Jam de Paul Weller), y 'Harry rag' (cantada en la jerga cockney londinense), mientras la popularidad de The Kinks crecía en su patria, aparecía una dificultad en el frente americano: durante una actuación televisiva, The Kinks contribuyeron de alguna manera a desencadenar tal caos que el sindicato de músicos decidió excluirlos por algunos años de toda actuación en Estados Unidos.

Los años sesenta se cierran para The Kinks con mucho trabajo: Ray Davies amplía sus horizontes musicales y escribe temas para teatro y, en 1970, después de un largo silencio, The Kinks pueden finalmente volver a poner los pies en América, presentando su nuevo álbum 'Lola versus Powerman & the Moneygoround', que contiene la bellísima 'Lola', canción ideal para reemprender el contacto con el siempre rico y creativo mercado americano, que no habría podido comprender los contenidos exquisitamente británicos de un álbum como el anterior 'Arthur or the decline and fall of British Empire' (1969). En esta época The Kinks viven momentos difíciles: con frecuencia surgen enfrentamientos entre los dos hermanos; Ray empieza a beber después del fracaso de su matrimonio; John Dalton se une al grupo y no siempre las elecciones artísticas se revelan comercialmente válidas. Pero son problemas que no hacen mella en la esencia de The Kinks, en aquel deseo infinito de hacer música. En 1971, el grupo cambia de compañía discográfica y firma un contrato con RCA. En el primer álbum del nuevo camino, 'Muswell Hillbillies', también aparece el teclista John Gosling.

Las canciones de este disco, al igual que las incluidas en el siguiente, 'Everybody's in showbiz, everybody's a star', han perdido un poco de ese brillo del principio, haciéndose más reflexivas, casi nostálgicas (como 'Celluloid heroes', dedicada a los grandes actores del pasado). En suma, empieza la operación nostalgia que será una de las características del grupo en los años siguientes. Kinks, efectivamente, ya no se sentían en la vanguardia de la escena musical. Nuevos nombres, nuevos talentos, nuevos grupos han surgido en la escena musical, y sabiamente Kinks deciden continuar con su rock, sin intentar seguir la moda, aunque realizando algunos experimentos, como en el álbum 'Preservation, act one' (1973) en el que aumentan la formación con una sección de viento. Davies, que continúa manteniendo sus relaciones con el mundo del espectáculo, compone la música de 'Soap opera' (1975), un musical encargado por la televisión. 'Act two' (1974) y el afortunado 'Schoolboys in disgrace' (1976) cierran la serie de discos para RCA y el grupo firma un nuevo contrato con Arista. 'Sleepwalker' (1977) se convierte en un gran éxito en USA y Kinks se disponen a capitalizar la renovada fama realizando también una larga gira.

Las cosas empiezan a ir mejor un par de años más tarde, cuando vuelven a la carretera para la gira que después será documentada en el álbum doble 'One for the road' (1980), una dinámica carrera por sus mayores éxitos, interpretados con la garra de sus mejores momentos. Los años ochenta se abren para Kinks con el álbum 'Give the people what they want' (1981), seguido por el gran éxito de la canción 'Come dancing', extraída del álbum 'State of confusión' (1983). 'Come dancing' es el mejor ejemplo del pasado nostálgico que Kinks exploran en esa época: una canción bailable y arrebatadora, simpática y desenfadada, que vuelve a dar vida a la Inglaterra de principios de los sesenta. Éste también es el período del encuentro entre Ray Davies y Chrissie Hynde. La cantante americana siempre había tenido predilección por el grupo inglés y cuando forma The Pretenders decide grabar como primera canción precisamente un éxito de Kinks que la hacía enloquecer desde niña, 'Stop your sobbing'. Casi como en un cuento de hadas, Chrissie consigue conocer a Ray.

Pero el amor que surge en un primer momento tiene una corta vida, justo el tiempo de ver nacer a un hijo y de separarse sin mucha nostalgia. Desde el punto de vista musical, la segunda mitad de los años ochenta trae el álbum 'Word of mouth' (1984) y un nuevo contrato con la compañía inglesa London que en 1986 publica la obra maestra de la década, aquel 'Think visual' que contiene once canciones vibrantes y desenfrenadas, con extensas y limpias guitarras y textos que fotografían la realidad sin filtros. Precisamente estos Kinks comparecen también en 'The road' (1987), un nuevo álbum grabado en directo. Por lo tanto, Kinks continúan recorriendo su camino, a veces hacia arriba, a veces hacia abajo. Algún que otro achaque de la edad ha sido superado por su pasión por la música. No son ya los años sesenta de los éxitos pero, como demuestra el álbum 'Think visual', The Kinks aún pueden enseñar mucho a los rockeros mocosos de las nuevas generaciones. Vale la pena, por lo tanto, permanecer sintonizados con los hermanos Davies y con el eco inmortal de 'You really got me'.